17 sept 2013

Día 15 - La luna sobre París

Me llevó 15 días no darme cuenta que la Luna no brilla con intensidad y regularidad en las noches parisinas, belgas y londinenses ¡Con tantas nubes es imposible! Hoy, al fin la vi, arriba jugando entre las nubes y escapando de ella. Yo, una lunática, olvidándola, que horror. Hoy nos levantamos bien temprano para ir al Museo de Louvre, era tan temprano que los jardines de las Tullerias estaban completamente vacíos (salvo por cuervos, palomas y algunas personas trotando) y así eran mucho más hermosos. También estaban increíblemente limpios, como si nadie hubiese estado allí ayer.

Llegar temprano a los lugares te da ventajas: las colas son menos largas, las exhibiciones tienen menos gente y gozas de más tiempo para ver y sin empujones; hay que aceptar que la gente es floja. El museo es gigantesco y posee piezas de arte y esculturas de cada parte del mundo y de cada época; del renacimiento tiene cantidades industriales, las hay pequeñas, grandes, ovaladas, circulare, religiosas, satánicas, famosas, nulas... Es simplemente increíble y digno de admirar... O lo hubiese sido si no estuviera con personas a las que les aburren los museos y solo querían ver a la Mona Lisa y a la Venus de Milo (lo cual hicimos y eran las exposiciones con más gente [típico] mientras que habían otras partes del museo que estaban desiertas) también los arrastré a una muestra de esculturas de cualquier-parte-del-mundo-que-no-es-Europa y luego dejamos a mi madre y hermana en la cafetería para poder ver los apartamentos de Napoleón.

Wow. Quiero decir: WOOOOOOOOOOOW. Indescriptible es una buena palabra para describirlos, son elegantes, ostentosos, inmensos, lujosos, majestuosos y muchos sinónimos que puedan pensar. Si ayer pensaba que Versailles es hermoso y lujoso era porque no conocía estos, el Palacio se queda loco ante tanta majestuosidad; también estaban algunas de las joyas de la corona francesa (había una tiara que deseaba tuviese mi nombre en ella) y salir de los dominios de Napoleón fue bastante complicado, pero regresamos con mi madre y hermana que nos esperaban impacientes.

Al salir, encontramos que la cola del museo era considerablemente larga e iba a comenzar a llover (puntos para levantarse temprano), mis padres se fueron caminando hacia el hotel y Anto y yo nos fuimos en dirección a la Opera Garnier, ya que me iba a encontrar con una compañera de clases allá. Caminamos por el Boulevard de la Madeleine y vimos las famosas galerías Lafayette y la Escuela Nacional de Música, que queda justo en frente de la plaza de la Opera, donde nos sentamos (si, en una islita el medio de la calle) a esperar, éramos un par de vagabundas con estilo. Una señora asiática se acercó a preguntarnos una dirección en lo que era un enredo de chino con francés y le dije que por favor me hablara en inglés, ella pareció aliviada y yo también. Luego de eso bajamos a estación (la cual recorrimos como mil veces) y unas chicas se nos acercaron a preguntarnos si vivíamos allí porque habían comprado unos tickets para el fin de semana y ellas ya estarían allí, al parecer teníamos caras de francesas hoy.

Como mi compañera no llegó, nos regresamos al hotel y dormimos un rato, ya hacia el final de la tarde fuimos de nuevo al café a comer nuestro último postre parisino y luego de vuelta al hotel para ordenar las maletas, al cual regresamos cantando mientras llovía.

PD: la Joconda no es tan pequeña como creía.









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