8 dic 2016

23.

El año pasado mi hermana me dio la tarea de escribirme una carta para mi yo del futuro, acá decidí compartirla con ustedes, entre corchetes encontrarán lo que pasó en realidad.

"Feliz cumpleaños a ti, de tu yo del pasado! Hoy tu cumpleaños va a ser muy diferente al del año pasado; si todo salió de acuerdo al plan ahorita debes estar en alguna parte de Francia [[Luxemburgo, en realidad]], llorando o quejándote del frío [[ambas son ciertas]] o quizás emborrachándote para aliviar el dolor del que se va. La verdad es que todo este asunto de las cartas es extraño porque la vida es incierta; así que en todo caso debes estar feliz de estar viva otro día y que haya un mundo, independientemente de dónde estés [[yep, soy así de dramática todo el tiempo]].

Espero que con quien llegues a compartir este día logre hacerlo tan especial como es para ti y si no lo hace(n)  lo hagas, compra una torta demasiado deliciosa, duerme hasta la hora que quieras, cumple con tus responsabilidades, pero no olvides celebrarte. JAMÁS. Recuerda que tú eres la fuerza que necesitas, que eres una persona resiliente, que te encanta pelear por lo que quieres, que amas hasta que te duele y que estás orgullosa de ti misma siempre (excepto por aquella vez que no besaste a Margarito, I mean!); que puedes equivocarte; que está bien no saber qué se quiere y que puedes parar para disfrutar de las vistas.

No sé qué metas tiene establecidas que se supone que las personas deban haber alcanzado para sus 23, pero tu yo de 22 años espera que hayas terminado Olvida los Colmillos [[Ups, no]] y Pérdida en Caracas [[Ni siquiera lo he comenzado]], que estés haciendo algún deporte/ejercicio [[yeyyy, si]], que estés fuera del país [[si]], que sigas perdiéndote en libros [[si, siempre]] y en la escritura [[lastimosamente, no tanto]], que hables a diario con tu hermana [[no diario, pero bastante seguido]], que los pejes sigan ahí para ti [[más que nunca]], que agradezcas a diario a Dios por las bendiciones que tienes [[si]], que le digas a mamá y papá que los amamos [[si]], que sigas ayudando a las personas que lo necesiten [[si, siempre con una sonrisa]]; be kind, be brave y sobre todo no dejes que la vida te lleve, hay muy poco tiempo y merecemos ser feliz. Y somos felices con lo que tenemos aunque siempre aceptamos más. 

Y si  ninguna de esas cosas está pasando, está bien. Pero necesitas revisar que hay en tu vida. Por cierto, escribe una carta para tu yo de 24 años, tómale una foto a esta y coméntala con Anto. Ah, y disfruta de tu día.

Ambas sabemos que amamos celebrarlo.

Te ama, tu yo de 22 años."


Si, esa soy yo la mañana de mis 23
en una pijama enteriza de conejito.

1 dic 2016

Me fui - Amo volar.


He intentado explicar esto muchas veces, pero todas y cada una de ellas siento que me quedo corta; es como explicarle un arcoiris a una persona que jamás ha visto colores, el olor de la tierra mojada a alguien que solo ha conocido desiertos y el amor a alguien que no lo ha experimentado. Y, aun si esa persona entendiera todo eso, no significaría lo mismo para él o ella, pues no lo ve a través de tus ojos. Pero puede que entienda el sentimiento si lo compara con lo que más le gusta hacer en todo el mundo, con lo que ama sin importar qué.

Mi lugar favorito en el mundo son los aeropuertos, me parece que están llenos de esperanza, nuevos comienzos y aventuras. El sentimiento que me aborda cuando estoy en un avión es una felicidad tan plena que solo he sentido con muy pocas cosas en mi vida – como cuando me aprobaron mi trabajo de grado con la mayor de las notas, cuando logré hacer un tarte tatin fabuloso o cuando mis padres me dicen que están orgullosos de mí.

Cuando está moviéndose hacia la pista de vuelo, estoy más que ansiosa y veo por la ventana como poco a poco va tomando fuerza – oh, tanta fuerza – y te clava en tu asiento por un momento hasta que de repente estás flotando… Y luego toma fuerza de nuevo y te lleva lejos, a un destino deseado. Siempre me ha parecido sorprendente, poderoso.

El atardecer desde el cielo es otro nivel para los que amamos las puestas de sol; no es tan fabuloso como desde la tierra cuando juega con las nubes, porque estás encima de ellas, pero puedes apreciar la gama de colores de una forma particular, ves los distintos tipos de azules: desde el más oscuro hasta uno que están claro que parece blanco, una fina línea blanca, luego amarillo, naranja y un rojo profundo que se pierde en aquello que no alcanzas a ver.

Pero lo mejor, lo que más amo de los vuelos a Europa, de volar de noche, son las estrellas. Cuando el avión está en su punto más alto, es como si un Dios hubiese dejado caer un inmenso pote de escarcha sobre el cielo, no hay smog, no hay luces. Solo la infinita paz de la noche y los miles de puntos que te miran tan de cerca que por un momento pensarías que puedes estirar la mano a través de la ventana y tomar unas cuantas de recuerdo. Y el avión está oscuro porque apagan las luces para que las personas duerman, y la luna brilla tan fuerte que algunas incluso cierran sus ventanas, pero yo no. Nunca.

Y ahí, en el cielo más oscuro, pero a la vez el más claro; con las estrellas cercanas, pero a la vez tan distantes; con la promesa de un amanecer distinto y el dolor de lo que dejas, me siento infinita.

En paz.

Tranquila.

Porque las cosas son exactamente como deberían ser.


Canción: Chasing the sun - The wanted.