Hasta nublado París es hermoso. O eso es lo que piensas hasta que tienes que salir a la calle con maletas y llegar a una estación a cierta hora para que el tren no te deje. Salimos del hotel caminando con las maletas y mi papá insistió en irse por una estación (a pesar de que yo le dije que no era por allí) y fue la primera vez que vi la torre Eiffel sin gente. Claro, estaba lloviendo. Y si, nos estábamos mojando. Llegamos a la estación que no era y al fin mi padre me dejo decirles por donde debíamos ir ¿lo peor? Dicen que es mi culpa por no dejarme ayudar y por ser la única que sabe a donde vamos ¿Ya ven de donde saqué lo terca, sabelotodo y el detestar equivocarme?
Antes de llegar a la estación me mandaron a preguntar por una tarjeta para llamar a otros países, así que entré en una tienda y el chico que atendía era como un Dios hermoso que simplemente estaba esperando, me sonrió y se me olvidó como hablar francés. Literalmente. Balbuceé un rato (no estoy segura en que idioma) hasta que reaccioné y le pregunté en inglés por la tarjeta y no tenía. Bueno, sufrí por nada. Llegamos a la estación y compré los boletos, teníamos una hora hasta que saliera el tren, la estación era linda, pero no tan hermosa como la de Milán, solo estaba bien. Y estaba limpia. Esperamos que nos dijeran el hangar y nos fuimos al tren, era uno de esos inmensos que tienen hasta wi-fi, restaurante & stuff; era solo hora y media hasta Bélgica y lo único que se veían eran campos y vacas, en un tramo pequeño nos llovió pero al llegar a Bruselas estaba sequito. El metro de acá es taaaaaaaaan fácil, (además que al llegar había una chica dando mapas del metro gratuitos y orientando) tiene solo siete líneas y después de París me siento verdaderamente una experta, llegar a la estación que estaba cerca del hotel no nos tomó ni diez minutos. El problema fue salir al exterior. Verán, de París y Londres hay muchas aplicaciones que funcionan perfectamente sin internet, pero de esta ciudad no, así que para encontrar el hotel caminamos por una gran avenida con las maletas muuuy pesadas sin tener mapa y sin saber donde estaba el hotel; hasta que una chica nos vio la cara de perdidos que debíamos tener no debía ser normal porque se acercó y nos indicó como llegar a la calle (que estaba al otro lado de la avenida que ya habíamos caminado, cerca de la estación de metro) así que regresamos y nos equivocamos de nuevo así que le pregunté a un señor y luego vi que estaba saliendo de la cámara de representantes de Bélgica y él nos dijo que estábamos lejos y caminamos mucho yyyyyy llegamos al hotel. Muy lindo, cómodo y con acceso a wi-fi. Resulta que llegamos antes de la hora así que esperamos allí y después de dejar las maletas en la habitación salimos a caminar.
Bruselas es preciosa y con un clima frío divino (18• hoy) caminamos de nuevo por la gran avenida donde están tiendas como Versace, Dior, Cartier, Tiffani's y demás, encontramos un mirador donde pudimos admirar lo INMENSA que es Bruselas, con solo seis líneas de metro pensé que era más pequeña.
Al lado del mirador estaba la Catedral de Notre Dame du Sablón, que está cerrada por restauración pero aun así es un edificio impresionante e imponente, a medida de que avanzaba la noche la temperatura fue bajando y Antonieta no se sintió bien, así que regresamos al hotel, pero antes nos comimos uno de los helados más deliciosos que he probado, en una hermosa heladería donde te daban hasta la carta para que eligieras.
Mañana vendrán unos amigos que viven cerca and I can't fucking wait.
PD: acá en Bruselas hablan otra cosa además del francés, que no es francés, que es una combinación entre holandés, inglés y alemán (se llama flamenco) y su acento es muuuuuy raro.
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