17 sept 2013

Día 13 - ¡Versailles!

Nadie se tomó la molestia de decirme lo serio que son los reportes del clima en países como este ¿Reporte del clima? Ja! En Venezuela solo publican: parcialmente nublado con posibilidad de lluvia (exagero) es por ello que prácticamente era la única persona en sandalias. Y falda. SANDALIAS Y FALDA EN UN DÍA PRONOSTICADO COMO EL MÁS LLUVIOSO DE LA SEMANA! Ok, eso era todo, necesitaba decirlo. Hoy nos despertamos temprano para ir al Palacio de Versailles, solo para encontrarnos con un día medianamente gris; o eso es lo que pensaba hasta que salí del hotel y la tonta llovizna me nubló los lentes, caminamos hasta la estación de metro temiendo que el furioso viento nos arrojara lejos o que el agua nos helara hasta los hueso. Sobrevivimos precariamente a ambas, claro. Al llegar a la ville de Versailles el panorama no fue mejor, se auguraban fuertes tormentas y oleadas de muchos turistas.

El castillo es una cosa monumental, al igual que el tamaño de la cola para entrar (en la cual llovía y todos me miraban con condescendencia), las verjas están rechapadas en oro y se alzan ante el castillo, toda la entrada es de adoquines (que claramente no se hicieron pensando en lindas sandalias sino en caballos y carruajes) y cuando te dan el mapa te das cuenta de que el castillo más bien es pequeño comparado con el resto de la propiedad. Sin embargo, no hay que negar que el lujo y la presencia de lo ostentoso en todo lo exhibido era lo que más adoraba la realeza francesa (francamente me podía ver viviendo en esas habitaciones, recorriendo esos pasillos y leyendo un buen libro en cualquier parte del jardín). El primer piso te narra la evolución del castillo y las modificaciones que le hizo cada rey, también te muestran las habitaciones del rey en el medio del palacio (eeeeeegoooooo) acompañadas de su pre-cámara y post-cámara y el pasillo que lo separaba del de la reina (¡Su habitación todavía tiene la decoración que se usó cuando estaba María Antonieta!), sinceramente: eran un par de reyes meones. El rancio olor a orine es prominente en sus cuartos. Y las camas eran muy extrañas, altas, pero cortas, bastante curiosas.

Es increíble como tenían salones para todo: estaba el salón de la guerra, el de la paz, el de Apolo, el de Hercules, etc... Todos los cuartos y salones tenían chimeneas en las cuales fácilmente entraría un tronco completo (las cuales quería encender) y las puertas también estaban bañadas en oro ¡Hasta tiene una enorme capilla interna! Pero bueno, vivir como reyes a veces puede tener un precio muy alto y te hace perder la cabeza. No hay que negar que la abundancia de ventanas hacen que el palacio tenga buena vista de los jardines desde cualquier punto, sobre todo desde la sala de los espejos (donde eran los bailes) que es un salón grande y espacioso como con 10 ventanales, uno de los Louis hizo que replicaran sus formas en el lado opuesto del salón, como un reflejo (y por eso recibe ese nombre)

En el piso de abajo estaban las habitaciones de la corte, todas la hijas del rey y gente cercana las cuales son mucho más pequeñas y con menos cuartos para cada uno. Es importante destacar que el inmobiliario del palacio no es el original, pues mucho se perdió cuando la monarquía lo dejó. Esa es la parte que está abierta al público, claro, además de las preciosas escaleras que adornan el recinto, los suelos del mármol resbaladizo y las pinturas que están regadas en las diferentes salas de como eran y como vivían los de la monarquía en aquella época. Antonieta y yo queríamos ver como eran los dominios de María Antonieta, así que después de una cola eterna bajo la lluvia y muchas miradas de lástima hacia mis pies, nos montamos en un trencito que nos pasearía por los jardines y nos llevaría hasta donde queríamos ¡Eso es casi un bosque! Sé que es el Palacio más grande de Europa, pero jamás pensé que fuera a ser más jardín que palacio. Tienen innumerables fuentes y pequeños sub-jardines dentro de los jardines, caminerias eternas flanqueadas por árboles ancianos, el petit trinón, el grand trinón, los jardines del rey, las flores de la reina, el jardín de Venecia, el de Venus, fuentes musicales ¡Por Cristo! Mareadas por la inmensidad y confundidas de saber si realmente estábamos encaminadas nos bajamos en el Jardín de Venecia y resulta que era en la parada anterior, así que caminamos por los amplios caminos de tierra y árboles, bajo el frío, por lo que pareció una eternidad; yo lo disfruté bastante, mi hermana estaba irritada y cuando llegamos casi ni quería recorrer la casita. Por no mencionar que los dominios de Maria Antonieta son inmensos y yo quería caminarlos todos y Antonieta realmente no quería hacer nada; así que regresamos al trencito y como media hora después estábamos de nuevo en el castillo junto a mis padres, encaminados para regresar a París.

Al llegar estaba lloviendo horriiiible, pero igual fuimos a hacer unas compras, la comodidad y calidez de la tienda era algo que no cambiaría por nada sobre todo cuando parecía un pollito remojado al llegar ¡Y pensar que al salir de allí estaba lloviendo más fuerte! Y me equivoqué y tomé la ruta más larga hacia el hotel y no sentía los dedos de los pies y tenía hambre y la vida era cruel e insensible. Al menos lo fue hasta que llegamos al hotel comimos (helado de postre JE JE) y me sepulté en cómodas y calientes sábanas.











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