17 dic 2012

Recuérdame con olor a mar

Ven, dame tu mano y cierra los ojos. Ahora, respira ¿No sientes que el cielo está más azul? ¿Qué el sol se ha colado entre tu piel y calentó un poco más tu alma? ¿Qué eres un poquito más feliz? Si aun no lo ves así, cierra los ojos, suelta mi mano -déjame ir, necesito sentir la arena entre mis pies, que le cielo me enamoré un poquito más que ayer y verte desde lejos- e intenta de nuevo, estamos en un lugar de paz y necesito que me veas sin los ojos abiertos.

Acuéstate en la arena y no pienses en nada o piensa de más, en cualquier caso te servirá. Yo estaré jugando entre las olas, buscando recuerdos que la marea hace tiempo se llevó y que la espuma nunca olvidó. Y mientras estés mirando al cielo, cuestionándote si alguna vez te sentiste tan libre como cuando por primera vez volaste junto a mí sin despegar los pies del suelo, yo estaré sonriéndote desde las rocas sin importar que no me veas, escuchando del viento todas las canciones que algún día me susurraste.

Sigue paseando entre tus pensamientos, yo estaré ocupada contándole un secreto a cada grano de arena, con la promesa de que no estén aquí mañana y se los susurren a alguien más en otra playa. Quizás puedas dormir un rato más, soñar con otros atardeceres en la ciudad y con besos escondidos en la oscuridad; tranquilo, nada te va a pasar, yo estaré para recordarte tus sueños y para ayudarte a combatir tus pesadillas.

Y cuando estés sentado en la orilla,  intenta interpretar el rumor del mar como las caricias que aun no te he dado, que el susurro del viento te diga todas las palabras que ni a media voz te he mencionado. Sé que olvidas tus promesas al ritmo de las olas, que cambias de pensar como las corrientes de aire y que cuidas tus detalles como las perlas son cuidadas por las ostras, pero ¿Como me va a importar? Si en tus ojos veo las nubes del cielo inamobible, en tu cabello las olas del mar, mi fuerza y tu paz, tu paciencia y mis ganas de volar.

Asi que recuérdame con olor a mar, que yo recordaré tus abrazos tibios como la arena; tus besos con sabor a sal y la eterna espera de una playa que nunca se aleja.


No es que sin ti sea nadie, es que quiero ser alguien junto a ti

No sabes cuanto tiempo esperé por alguien como tu, por una persona que no le importara ser diferente, por alguien que le bastara solo su opinión para ser feliz. Ves cosas que la gente tiende a ignorar, capturas los detalles y los haces parte de ti ¿Como no me vas a encantar, si con cada destello de luz haces magia? Con cada saludo una sonrisa, con cada despedida un abrazo que pareciera decir "no te vayas", vas bailando por la vida con tu gracia de bailarina, callando pensamientos que crees no me interesan -pero lo hacen- sonríes ante las nimiedades y eres capaz de ser fuerte aun cuando no quieres continuar.

Siempre te encargas de hacer sentir especial a los demás ¿Pero quien te hace sentir especial a ti? ¿Quien te espera con sorpresas y recuerda eso que dices para que las personas no olviden? ¿Quien te abraza solo porque quiere, te acaricia solo porque lo desea? Siempre se sorprenden de tus gestos dulces, no se dan cuenta que en el fondo eres la ternura hecha persona, pero yo me he dado cuenta... Y quiero ser yo.

Quiero ser quien te abrace por la espalda tan fuerte que pienses nunca te dejaré ir, quiero besarte hasta que te duelan los labios y sientas que no puedas respirar, pero más aun quiero ser aquel que te robe el aliento con detalles y palabras, quiero recordar para ti y disfrutar cada recuerdo, no me importa todo el esfuerzo -sé que será un gran esfuerzo-, pero también sé que personas como tu siempre lo valoran, lo recompensan y hacen que valga la pena.

Porque te conozco y sé que haces tus berrinches de niña pequeña, que tu voz se pone aguda cuando te alteras, que hay pocas cosas que te molesten tanto como que seas la única que recuerdes las promesas, que tienes miedo de volar si no te toman de la mano, que tu lugar favorito es aquel que te ofrece todo y nada a la vez, que puedes ser ambivalente en como piensas y no te importa que la gente no te entienda, que te encantan los niños y odias peinar tu cabello, que lloras con casi cualquier cosa y con muchos libros y películas. Que te encanta que te escriban y te enamoras del cielo todos los días, que te gusta que las cosas tengan nombre y estén definidas, te gusta saber, pero amas aprender. Que te encantan las fotos y ver la luna junto a las estrellas, que el frío te fascina siempre que estés cubierta, que no entiendes por qué la gente huye de la lluvia, no lee y se arrepiente.

Y es que en tan poco tiempo me enseñaste que los domingos son para no bañarse y pasar el día en cama, que las almohadas merecen nombre y las cobijas buenas lavadas, que hay que amar el cielo azul, gris, con nubes y sin ellas, que si te gusta una canción puedes cantarla aunque no te sepas la letra, que todos queremos lo mismo pero tememos admitirlo. Que puedes vivir mejor con tus miedos si los compartes con alguien. Que arrepentirse nunca trae nada bueno y que siempre hay opciones para elegir, solo que no queremos verlas. Que no hay peor persona que quien te dice algo y finge olvidarlo solo porque era demasiado serio y pretende que lo tomes a la ligera. Que odiar las bromas que no entiendes no te hará entenderlas. Me enseñaste a respirar el mundo más que el aire, me enseñaste a sentir los recuerdos en la piel y a beber del sol en tus labios. Y es que ya no puedo mirar nada sin pensar en tu mirada.

Me encantas. Y adoro lo que has hecho conmigo, solo espero ser lo suficientemente valiente para decirte que ya no quiero ser tu amigo. 

Gracias.

11 dic 2012

Fantasía vs Realidad

Otra noche sin dormir, otra mañana lluviosa, otro día a la espera de que algo suceda.

Se levanta de la cama y abre la ventana, respira la fría brisa de la mañana y cierra los ojos mientras intenta descansar en ese breve momento todo lo que no pudo la noche anterior. Increíble, otra noche desperdiciada pensando en él, pensando en como serían sus besos si estuviese allí, imaginando como dormiría si los dos compartieran la cama, soñando con despertar y ver una sonrisa somnolienta en su cara. Sacude la cabeza y se aleja de la ventana, ella solía ser una persona bastante organizada, sus amigos siempre describían sus decisiones como racionales; cada vez que llegaba un nuevo elemento a su vida intentaba ubicarlo en alguna categoría existente o, si era necesario, crear una nueva; era un buen sistema, le había funcionado desde que tenía memoria. Hasta que llegó algo que irrumpió con su precioso orden, algo inusual y con una fuerza extraña, algo como él, en pocas palabras -si es que se pueden decir pocas palabras sobre él.

Se sentó en la cama y comenzó a vestirse a la vez que recordaba el momento en que lo había conocido, sonrió por inercia al pensar en que le había dicho a su amigo que solo sería un día normal, que nada pasaba en las reuniones casuales. Que equivocada estaba. Entró a la sala y, como si ambos supieran que se iban a encontrar, volteó, sus miradas se encontraron, en ese instante ella supo que estaba perdida -o tan perdida como se puede estar cuando alguien estremece tu mundo.

Estaba sentado cerca del televisor con sus amigos, luciendo tan condenadamente sexy como pocos podían hacerlo, con solo un vistazo ella lo clasificó de maní rubio -un hermosísimo maní rubio- no supo que tenía algo entre sus orejas hasta después, cuando ya se encontraba en la categoría de fantasía ¿Donde más lo iba a colocar? Ella sabía perfectamente que los dieces no salen con seises y medio y que alguien como él no podía ser otra cosa que un diez. Se sentó lejos y lo observó durante un rato, no se dio cuenta de que él hacia lo mismo hasta que se le acercó y le preguntó su nombre, ella olvidó como respirar y en un gemido se lo dijo, él sonrió y se presentó, ocultando que estaba quizás tan nervioso como ella.

Que extraño - se dijo mientras caminaba a la cocina, pensando en que esta era la primera vez que pensaba en él y no le daban nauseas, después de todo, había pasado seis meses comiendo como un pájaro porque él no salía de sus pensamientos y era peor cuando se veían: no comía, no pensaba, no coordinaba. Él la había transformado en una masa temblorosa de torpezas y palabras no dichas ¿Qué era lo peor? A ella le gustaba.

Se envolvió la bufanda en el cuello, arregló su cabello y justo antes de que girara el pomo de la puerta, imaginó como sería si el timbre sonara; ella sonriera y atendiera solo para encontrarse con su dulce sonrisa esperándola en el corredor. A pesar de que abrió la puerta y no encontró a nadie en el pasillo, sonrió y comenzó su día.

¿Quien sabe? Quizás esté otra reunion casual esperándola allá afuera.

16 oct 2012

Tu viste lo que nadie más vio


Aún recuerdo la primera vez que lo vi, su primera sonrisa, su primera palabra y el preciso momento donde me bautizaría para siempre. Yo estaba de pie, con los ojos cerrados intentando respirar aire puro en el corazón de la ciudad, entre los edificios gigantes que antes habían llamado mi atención. Era una mañana como cualquier otra cuando había dejado mi casa tan solo dos horas antes, tenía una bufanda gris porque el frío decembrino era algo que disfrutaba más si estaba cubierta, unos jeans que no me quedaban bien y una camisa que no había pensado en ponerme. Había ido a tomar fotos a la plaza Altamira – o plaza Francia, según la conozcas – cosa que había querido hacer desde que mi mudanza, luego vi la pequeña plaza Bélgica y seguí subiendo a ver si encontraba otra. Pero te encontré a ti.
Después de pasar el edificio Letonia y el Mc Donald’s, observé los edificios que quedaban frente a este y perdí el aliento. Era esa típica sensación de ser demasiado pequeña, de que el ingenio humano es maravilloso, de que el viento canta entre los edificios; dejé caer mi pequeña mochila en las escaleras que estaban al lado de El León y cerré los ojos, dejé que la ciudad vibrara a través de mí y creía que estaba en paz, como siempre había conseguido hacerlo… Hasta que escuché su voz.
- ¿De dónde eres, forastera? – abrí los ojos y dirigí mi cuerpo a donde venía la voz.
Había un chico sentado en una de las últimas mesas de El león, cercano a mí,parecía que había terminado de comer y que no tenía otra cosa que hacer sino sonreírme. Era una muy buena sonrisa, de esas que te hacen mirar dos veces y luego quedarte guindando de ellas hasta que el dueño la quita, era amplia, blanca y parecía esculpida, llegaba hasta sus ojos claros y los iluminaba, haciéndolos parecer más azules de lo que en realidad eran. Mi estómago se comprimió y mi cuerpo reaccionó exactamente como cuando me había montado en un avión por primera vez: mis sentidos estaban atentos, piel de gallina, labios entre abiertos de los cuales tendían palabas que nunca iban a ser dichas.
- ¿Cómo sabes que no soy de aquí? – quise agregar citadino, pero realmente me gusta que las palabras de digo signifiquen lo que significan. Y yo no sabía si lo era.
- En esta ciudad nadie nunca se detiene a mirar los edificios, muchos menos a dejar su mochila en algún lugar mientras cierra los ojos – observé que en su mesa estaba mi pequeño bolso marrón – pero, sobre todo, nadie disfruta de la brisa decembrina un sábado por la mañana.
- ¿Tiendes siempre a observar tanto?
- Solo cuando lo extraordinario salta a la vista.
Su voz era melodiosa, era de esas para las que siempre quieres tener una pregunta, pues lo único que quieres hacer es oírlo; realmente no importa de que hablen, sino el sonido de su voz danzando entre tus oídos, ver como se mueven sus labios llenos para formar las palabras, sentir el rose de su voz como si te estuviese tocando, aun cuando sabes que eso no es posible.
- Me gustaría que me devolvieras mi bolso, Sr. Extraordinario – sonrió ante ello y yo me di cuenta de lo mucho que había querido que sonriera de nuevo.
- Me gustaría comprarte un café, forastera.
Me acerqué a su mesa bajando los escalones donde había estado congelada, noté sus jeans desgastados y su camisa negra con detalles en dorado y el escudo de un equipo de fútbol que siempre me había gustado, sus zapatos relucientes estaban firmes a cada lado de la silla – sin hacer ese molesto repiqueteo que no tolero – y su cabello oscuro se hubiese movido con el viento si lo hubiese tenido más largo. Sonrió complacido al pensar que yo había aceptado, coloqué mis manos a cada lado de mi bolso y lo miré fijamente a los ojos.
- No acepto nada de extraños.
- No soy extraño, solo soy un chico normal que vino a desayunar fuera de su casa y se encontró con algo inusual.
- Le hablas a gente que no conoces, eso no puede ser normal.
- Alguna vez le hablaste por primera vez a tu mejor amiga, a tu peluquero, a tu perro, a tu…
Tomé la mochila y halé con fuerza, él tenía una manga tomada pero no esperaba la sorpresa; la acomodé en mi hombro y caminé en dirección a la plaza Altamira de nuevo, tuve la tentación de voltear y ver que hacía, pero algo me decía que si me volteaba estaba perdida; y aunque me detuve un momento, conseguí continuar caminado en dirección a donde fuera que me dirigía. Entonces tu voz volvió a invadir mis oídos y supe que nunca la olvidaría.
- La vida trata de que no te quedes con ganas de hacer nada, forastera.

Entonces volteé… Y ya no estabas.

¿Medio lleno o medio vacío?


Sé que ya es tarde, que hace un mes [[menos un día]] que comencé clases y que está way out of line que escriba ahorita sobre el principio de semestre - pues ya no es el principio - pero soy una persona de costumbres desacontumbradas, así que... (?

Quinto semestre te dice algo ¿No? A este punto se supone que ya sabes en que dirección quieres que vaya tu carrera a menos de que seas como yo y ya sabes como funciona la escuela [[aunque siga siendo un misterio como ordenan los horarios para las inscripciones]] Este semestre veré seis materias - tres obligatorias, tres electivas - que prometen mantenerme ocupada y probablemente de malhumor.

¿Recuerdan psicometría I y el proyecto y todo aquello? Bueno ¡Bienvenidos a la continuación de esta telenovela! La verdad, han habido muchos cambios, primero que anda: ya cada salón ve clases con una profesora [[y no dos]], el proyecto ya está bajo control -por supuesto, nos comimos nuestras variables en la I- pero para la próxima semana es la primera entrega y sigo viendo gente con Test en los pasillos, la preocupación es grande -sobre todo porque el examen también es la semana próxima. Algo bueno que haya pasado es que ya no hay tantas contradicciones, de que cada grupo obtiene la atención que merece y que el ambiente resulta ser relajado, ya nadie espera una pregunta intimidante en el medio de la clase, al menos.

También estoy cursando psicología social, que gracias a Dios es la última de este departamento [[Si bien no sé que mención voy a elegir, sé muy bien que no será social]] y que gracias a Zeus tiene uno de los mejores profesores con los que he visto clase, es un Sr. de lo más cuchi que adora infinitamente su materia y su trabajo, que -creo que lo primero que- me enseñó es que si amas lo que haces jamás te va a pesar e incluso puedes hacer que los demás se contagien de ello. En social también hay un proyecto, que no es difícil sino complejo y también entramos en parciales la semana que viene.

La última obligatoria es Psicopatología que, si bien, antes pensaba que iba a ser el amor de mi vida [[como Neuro y Psicofisio]] ha resultado más tediosa y molesta que otra cosa, puede que parezca lo fácil esta vez, pero son tantos terminos extraños y un sin fin de detalles que realmente es para volverte loco.

En las electivas fui bastante creativa -dicen por ahí. Estoy viendo cine, que es una materia inter-facultad y que, gracias a Dios, es un respiro a mitad de semana con buenos films independientes -usualmente en otros idiomas- en un auditorio con un ambiente perfecto. También estoy cursando Introducción al estudio de la Familia que tiene una profesora super amor, que es una buena continuación para Evolutiva y que me permite ver más allá de lo que todos ven en cuanto a la base de la sociedad. Por último, está Introducción al tratamiento de la drogodependencia, que ha sido la revelación (? del semestre, es una materia increíblemente interesante, que definitivamente me hace querer saber más de las adicciones.

Sé que llevo un mes y que parecen pocas impresiones, pero la verdad estoy super contenta con las desiciones que tomé al inscribir las materias, que todas han resultado bien, que los profesores han estado mucho mejor que en años anteriores y que todo va bien -aunque todo siempre va bien hasta que comienzan los parciales.

Nos leemos - o no.

Te respiro en la ciudad


Nunca sabes cuándo van a pasar las cosas, pero dicen que siempre tienes que estar preparado ¿Cómo te puedes preparar para algo que no tienes ni idea que va a pasar? Realmente nunca me había cuestionado semejante tontería, hasta que un día no estaba preparada y supe que debí estarlo.

                Era un día normal – siempre son días normales – tenía planes para comer con mis amigas y para regresar caminando a casa porque el clima se prestaba para ello; sin embargo, terminé corriendo por las calles de Caracas con tan solo medio almuerzo y la típica felicidad extraña que siempre me invade cuando te voy a ver.

Solo cuando estaba a mitad de camino me detuve a pensar… Entonces fui consciente de lo que antes, muy orgullosamente, había ignorado: me percaté de que había pasado todo el día haciendo diligencias y que probablemente el baño que había tomado en la mañana no era suficiente, que mi cabello estaba sucio porque esa mañana me había dado flojera lavarlo, que estaba sudada y sonrojada por la carrera, que llevaba la camisa de tu equipo favorito, pero que eso no bastaba. También sabía que contaba con poco tiempo, que en menos de cinco minutos ibas a dedicar toda tu atención a algo por más de una hora – algo que disfruto cuando no me distraigo contigo – y que no podía hacer mucho conmigo. Así que entré a un restaurante y até mi cabello en un moño alto, lavé mi cara y esperé a que el rubor se fuera, me tranquilicé un poco y terminé llegando tarde a nuestro encuentro.

Dicen que siempre hay que estar preparados, pero yo no entendía para qué; y realmente nunca lo sabrás hasta que te encuentres con alguien que te haga ser consciente de ti, de tu alrededor, de lo que sientes, de tus sonrisas – de sus sonrisas – de que importa muchísimo que seas la primera persona que te sonríe en el día, de que te vayas a dormir después de sus últimas palabras, de que el estómago se te hace un nudo cuando sabes que lo vas a ver, de que percibes todo más fuerte a su alrededor – como si tan solo estar cerca de él incrementara tu vitalidad – de que ves el mundo en sus ojos y no a través de ellos; ya que muchos pueden tener los ojos azules, pero solo con él te sientes en el cielo.

Escondidas

- La verdad ya estoy harta de que todos crean que estoy escondiendo algo – solté a penas lo vi en el pasillo, sin saludos ni introducciones, una acción que solo podía hacer con pocas personas. Él levantó la mirada del libro que estaba leyendo, me vio empapada y lo cerró.

- Es que no entiendo – continué después de lanzar mi bolso y sentarme a su lado – realmente no lo entiendo. Uno no puede venir arreglado, porque va a ver a alguien; uno no puede suspirar, debe estar pensando en alguien; uno no puede sonreír sin causa aparente, ya que evidentemente está relacionado con algo ¡Ni siquiera puedo escribir libremente porque ya me emparejan con cualquier personaje que invente! Al principio era divertido, claro, todos creen que sabes algo que en realidad no sabes, que no escondes nada, que no tienes necesidad de eso porque realmente no tienes nada que contar¿Y qué manía tienen con hacerme ojitos? Deberían creerme: esa parte de mi vida no es tan divertida.

                Él miró un rato, intimidándome un poco con sus ojos oscuros, luego sonrió tan rápido que apenas me percaté de que lo había hecho.
                - ¿Pretendes quitar toda la diversión que tiene construir hipótesis? Que importa que divagen, que importa que te digan o te miren, si solo tu, y solo tu, sabes.

                -Eso no le quita lo molesto.
                - ¿Acaso no escondes algo? – dijo.

                - Si, pero no sobre lo que ellos quieren saber.

                - Ah – guardó el libro en su bolso y se levantó – eso es lo que tú no sabes, pero lo que finges esconder.

1 sept 2012

No más planes.

Las cosas nunca pasan como las planeas. Algunas veces todo resulta mejor, es una sorpresa placentera y estas agradecido de que todo haya pasado de esa manera, otras simplemente no son bienvenidas y te arrepientes una y otra vez de haber planeado algo. Yo no planeé conocerte, no planeé que mis ojos se enamoraran de tu sonrisa y ni que mi sonrisa se enamorara de tus palabras, no planeé que tus abrazos se quedaran en mi cuerpo mucho después de que te marcharas ni que tus besos se registraran uno a uno en mi memoria. Yo no planeé nada y sin embargo no cambiaría nada, porque me haces feliz.

Me haces muy feliz.

Soy feliz cuando me despierto en las mañanas y encuentro un mensaje tuyo de buenos días, cuando recuerdas que no me gusta mecerme en las hamacas porque me mareo, cuando recuerdas mis horarios y te encuentro en los pasillos, cuando dejas post-its para mi en los libros que te presto, cuando sonríes; soy muy feliz cuando sonríes, tu sonrisa es dadora de paz a mi mundo. Soy feliz con tus miradas misteriosas, cuando te pierdes mirando a la luna o al mar. O a los libros o en la música...

Nunca planeé que alguien me fuera a hacer tan feliz, sino no hubiese hecho otros planes. Jamás hubiese pensado que alguien podía hacer de mi estómago un nudo, que me hiciera sonrojar con solo la posibilidad de verlo, que me hiciera sonreír y agitar la cabeza como una loca cuando recuerdo algo acerca de él, que me hiciera pedir deseos en cada 11:11, que cambiara mis maneras y mi costumbres para acostumbrarme a las de él, que me hiciera temblar con un rose, que me hiciera soñar con besos en las mejillas más de lo que muchos han intentado con besos en los labios...

No planeé que ingresaras en mi vida y me hicieras empezar a vivir, que me hicieras pararme en la calle y gritar que quería libertad, que me hicieras sonreír hasta que mis mejillas duelen, que me hicieras abrazar a mi almohada deseando en secreto que fueras tu, que me hicieras revisar mi teléfono tantas veces al día esperando por una señal de tu vida.

No sé que planeas y eso me aterra, no sé si te sientes de la misma manera, no sé si te quedas despierto por las noches pensando en soñar conmigo, no sé si vez tu sombra y deseas que esté junto a la mía, no sé si quieres hacer algo o si realmente no... No sé si soy alguien para ti o no.

Las cosas nunca pasan como las planeas. Algunas veces todo resulta mejor, una sorpresa placentera: como  conocerte. Otras simplemente no son bienvenidas: como que yo piense todo esto de ti y no saber siquiera si tu piensas en mi.

28 ago 2012

Un par de recuerdos para llevar, por favor.

Siempre habrán situaciones que sirvan como punto de quiebre, que marquen un antes y un después, un pasado y un futuro; puedes elegir cualquier día, cualquier ocasión, cualquier momento, pero solo podrás hacerlo una vez que lo hayas vivido. Y en ese momento, mirarás hacía atrás y te darás cuenta de como todo ha cambiado, de como cambió la gente y como tú, que creíste siempre ser el mismo, también cambiaste.

Los cambios personales son los que menos se perciben, pues no puedes creer que cada circunstancia y situación que vivas día a día afectará tu carácter como persona -pero lo hace- siempre habrán ocasiones más importantes y que sean más definitorias que las demás, pero las pequeñas, esas que no notas, son las que más perdurarán. Ese día, que te dignes a preguntarle a tus allegados por qué han cambiado, asegúrate de haber revisado por qué cambiaste tu y no esperes una respuesta sensata de tu interlocutor, pues lo más probable es que, como tu hasta hace unos minutos, no se haya dado cuenta de que ha cambiado. Pero lo ha hecho.

Lo ha hecho y tú lo sabes, lo sientes, lo ves: cuando ordena las almohadas de manera distinta, cuando pide un par de cucharadas extra de azúcar con su café, cuando lee poesía antes de dormir, cuando sus temas de conversación se han desviado de cosas que realmente te interesan. De vez en cuando crees ver unos atisbos de esa persona que solía ser, solo para luego darte cuenta de que son solo restos sobre los cuales se ha construido algo más, migajas que se apilarán con las fotos perdidas, los momentos olvidados y los recuerdos deteriorados que solo permanecen en tu corazón, porque la otra persona no parece memorarlos de la misma manera en que lo haces tú.

Entonces te dices que lo mejor es que lo dejes ir, porque sabes que no quiere seguir allí contigo, lo vas a dejar ir porque sabes que necesita que lo hagas; e intentas alejarte -de verdad lo haces- pero esa persona está unida con fuego a tu alma, grabada con sangre en tu memoria, son muchos años, muchos recuerdos, muchos momentos que simplemente no puedas dejar atrás solo porque ya no es alguien con quien quisieras estar. Así que regresas y te interesas por como ordena las almohadas, aprendes a servirle su café con dos cucharadas extra de azúcar, le regalas libros de poesía para que piense en ti antes de dormir, le pides que te hable y te cuente de sus nuevos recuerdos, que te hable y te diga lo que ahora es, de su nueva forma de ver el mundo, le pides que te diga lo que siente y lo que vive a flor de piel; le pides todo eso con la esperanza de que vuelva a ser quien solía ser para ti, solo para luego darte cuenta de que esa persona no volverá y que quizás tengas que conocerla de nuevo para que vuelva a ser parte de tu vida.

Así que te preguntas cual es punto de todo, te preguntas que es lo verdaderamente importante ¿Convivir con alguien que ya no conoces, solo por costumbre? ¿Seguir intentando conocer esa nueva persona que cada vez te desagrada más y más? ¿Volver a alejarte, esta vez para nunca volver? Pero entonces lo ves salir del baño, secando su hermoso cabello oscuro con una toalla mientras ríe porque no te has movido ni un centímetro desde que se metió a bañar. Y allí, plasmada en su sonrisa, ves todas las respuestas por las que habías rogado y te das cuenta de que a pesar de que todo ha cambiado, nada lo ha hecho realmente, pues sigues amándolo con cada latido de tú corazón y por más que ambos cambien y se conviertan en seres horribles que no se soportan, eso nunca va a cambiar.

El cambio es lo único constante, mis queridos lectores, tenganlo siempre presente


"Pero entonces me di cuenta de que me estaba aferrando a algo que ya no existía. Que la persona que extrañaba ya no existía. La gente cambia. Las cosas que nos gustan y que no nos gustan cambian. Y pudiesemos desear durante todo el día que no fuera así, pero al final nunca resultaría."

5 ago 2012

El placer de bailar


"Tu respiración se acelera, tu estómago se alborota, lo sientes en tu corazón e incluso antes de que lo veas, sabes que siempre estará allí para ti… Al decir estas palabras, cualquier persona pensaría que estoy hablando de un enamorado, sin embargo: las bailarinas y los bailarines sabría que hablo del espectáculo, del ansia que invade el cuerpo antes de bailar, de la emoción y los escalofríos que te abordan al escuchar tu pieza sonar, esa presión en el estómago justo antes de salir y como todo se evapora una vez que estás bailando, ya que dejas de pensar y empiezas a sentir.
 
 
Llevo alrededor de seis años pasando por esto, por toda la preparación, el estrés, la dedicación, la devoción y el crecimiento que significa vivir para el espectáculo. Porque las bailarinas y los bailarines somos de los seres más dedicados y disciplinados que pueden existir, muchas veces cambiamos salidas por ensayos, regalos por zapatillas, noches de fiesta por una presentación, ropa de moda por vestuario. Pero no importa lo que tengamos que abandonar, pues el placer y la satisfacción que nos otorga el bailar y dar lo mejor de nosotros en el escenario es suficiente para hacernos felices. Nosotros creemos en el sentir las piezas, en el vivir las melodías, en que hay una interpretación y un sentido para cada momento que se experimenta en el escenario. Por supuesto, ninguna de nosotras hubiese llegado hoy aquí sin el apoyo de nuestras familias, que junto con nosotras han sacrificado fines de semana para que asistamos a los ensayos, que han vivido toda la preparación que conllevan las semanas previas al gran debut, que siempre nos ayudan y solventan cuando hay problemas de vestuario, que siempre están dispuestos a hacer lo necesario para que no nos falte nada y podamos bailar como todos los demás. Tampoco estuviésemos aquí sin la entrega y el amor de nuestras profesoras, ya que ellas son las que siempre están allí, presionando para que las cosas salgan bien, tratando de que cada quien destaque a su manera en la pieza que baile, formando pequeños talentos que algún día florecerán, animándonos a que no nos rindamos fácilmente, a que si las cosas no se dan hoy: mañana habrá una nueva oportunidad para intentarlo.  
El ballet, a pesar de lo que muchos digan, me ha hecho una persona plena, me ha permitido desarrollarme a nivel personal y profesional, me ha dado la dicha de compartir con personas hermosas y la oportunidad de aprender y de enseñar a cada una de ellas. El ballet está basado en la disciplina, en el esfuerzo continúo, en la dedicación, en aprender de los errores y ser mejor a partir de ellos, en convertir una agrupación en un solo ser. Más que vida, el ballet es una forma de vivir y como toda forma de vivir, no es para todos; así que los que hoy nos presentamos aquí, los ciento noventa y tres bailarines que conformamos las diecisiete coreografías que van a disfrutar, es porque realmente sentimos devoción por bailar, es porque a cuesta de sudor y dedicación hemos llegado aquí, es porque somos…"


Lo que acaban de leer fue algo que escribí y leí el día de la función de mi acto de ballet (28/07/2012) en el cual fui certificada como bailarina del ballet de La Victoria. Eso que escribí fue producto de los infinitos ensayos, de la constancia y de lo que siento cada vez que bailo.


Recuerdo que un amigo de la universidad, al enterarse de que era bailarina, me dijo que seguramente yo era una persona masoquista, que él no comprendía como las bailarinas, voluntariamente, ensayaban tantas horas, soportaban el dolor y las críticas, las dietas, la frustración y todo eso por lo cual pasábamos. Yo, tranquilamente, le respondí que podíamos manejar todo eso por la satisfacción, la libertad y el placer que nos otorga bailar, que donde el veía sangre en una zapatilla, nosotras veíamos el fruto de algún movimiento que al fin podíamos hacer, que donde el veía lágrimas de frustración, nosotras veíamos una razón para seguir intentándolo y hacerlo mejor, que donde el veía dietas, nosotras veíamos una manera de saltar más alto, de estilizar más la figura y lograr una mejor percepción visual de los movimientos. Con eso, conseguí que cerrara la boca y viera las cosas de manera distinta.

No digo que siempre sea así, que siempre seamos tan decididas y optimistas. Por supuesto que no, son muchos los días en los que provoca dejar todo, botar las zapatillas y más nunca asistir a un ensayo, pero hay algo que nos los impide, algo que nos hace aguantar y soportar todo el esfuerzo que debemos realizar... Es ese algo que está presente cuando nos llegan las zapatillas nuevas, ese algo que sentimos cuando escuchamos la pieza que vamos a bailar -mucho antes de montarle una coreografía-, algo que nos invade al hacer clase, al aprender un movimiento nuevo o cuando, por primera vez, vez esas preciosas zapatillas de puntas con las cuales has soñado desde siempre, con las que cuando llegaste al ballet y viste a las más grandes sabías que te quedarías y aprenderías a usarlas; eso que está cuando tocas el raso, cuando amarras las cintas en tus tobillos y sientes como se moldean a tus pies... Ese es placer único que está cuando vives todo eso: el amor por el ballet.


Este año, también tuve la oportunidad de darle clase a diferentes grupos en la academia, desde las pequeñas de 4 años hasta al grupo donde bailo; pero la experiencia más gratificante son las pequeñas: ya que ellas son como pequeñas esponjas, quieren aprender todo y todo lo que ven lo reflejan, las corriges y solo tienes que hacerlo una vez, porque todas quieren hacerlo bien para la "maestra" Son pequeños ángeles que bailan con cualquier canción, que se emocionan cuando ven Angelina Ballerina y son más felices aun cuando las dejas crear su propia coreografía con el juego del teatro.

Por todo lo que me ha aportado -y por lo que pude seguir enseñándome- el ballet es un arte que perdurará en mi vida. Y si bien no quiero ser bailarina profesional (seamos sinceros, ya estoy vieja para ello) me encanta poder participar en la formación de niñas que puedan llegar a hacerlo y no solo hablo de las pequeñas a las que les di clase por momentos, sino del grupo donde me encuentro, que si una de las cosas que le sobra es talento y dedicación.


Adiós, 4S

V A C A C I O N E S, pero que palabra hermosa ¿No? Sobre todo después de que has pasado meses que parecían eternos esperando por ella, después de sufrir tanto en un semestre despiadado (?. No, hoy no he terminado las clases - a decir verdad, las terminé el 09/07 - pero hoy es que tengo un tiempo para realizar este post (realmente hoy es que no me ha dado flojera xD).

Verán, yo realmente estaba super ansiosa por el semestre 4, iba a ver materias completamente nuevas, iba a estar desde el comienzo y tenía ciertas cosas establecidas para este nuevo ciclo. Pero como todas las cosas que planeas, no se dio así. Quiero decir, sí, pasó todo eso, pero desde una perspectiva que no había considerado cuando estaba creando mis expectativas ¿Fue mejor? Si, de cierta forma lo fue, pues aprendí más de lo que había pensado - y no estoy hablando solo de teorías o clases ~

A ver, este semestre cursé 4 materias y, orgullosamente lo digo, aprobé todas con notas que no esperaba (para mejor*). Se suponía que en segundo semestre debía empezar a ver Inglés, pero por suerte logré inscribir la suficiencia de inglés y me salté los tres semestres que debía cursar (aunque la calificación no fue lo que esperaba). Antes de inscribirla todo el mundo decía que la suficiencia era la cosa más difícil y que era mucho mejor cursar los tres semestres. Sin embargo, después de que me cambiaran unas cuatro veces la fecha en la que la iba a presentar, me di cuenta que la gente exagera mucho, que los chismes de pasillo son solamente eso, que no debes creer en lo que te dicen y deberías hacer lo que crees.

Una de las materias que me quería sacar canas verdes fue psicometría I. Si bien creía que era una integración de la estadística a la psicología, en la primera semana las profesoras (si, veía clase con dos profesoras a la vez) se encargaron de hacernos claro que no era así, que estaban "minimamente" relacionados -aka, no hice tantos cálculos como me hubiese gustado. No es una materia que me haya gustado y que mucho menos quisiera ver otra vez (pero hay psicometría II...) Tuvimos que hacer un proyecto sobre una variable que quisiéramos (pero que no estuviese muy estudiada) sobre la cual las profesoras nos asesorarían (nos prondrían infinidades de peros) para crear un instrumento psicológico que fuera capaz de medirlo (es decir, hacer una cantidad de ítems estúpidamente grande). Entre contradicciones, clases de inmensa tensión que se encargaban de diferenciar entre tildes y acentos, de hacer que las personas pasaran penas, de molestar a la profe para que ella nos molestara, de esperar por consultas y pelear por cualquier cosas, de grupos extraños, diferentes y sorpresivos, de noches en vela, de mucha plata gastada, de buscar investigaciones que no te llevaban a ningún lado, de groseros comentarios de pasillo, de muchos complots no realizados, de palabras que solo pocos conocíamos su significado y que eran dichas únicamente para hacer sentir mal a los demás; se acabó psicometría I. Y al fin puedo dormir en paz.

¿Recuerdan la materia que suspendí en el primer semestre, esa de la cual me quejaba muchísimo del profesor y estaba negada a volver a ver una asignatura con él? Bueno, estructura social de Venezuela fue el escenario perfecto para darme cuenta cual mal estaba acerca de ese profesor (si, terminé viendo la materia con él). Esta materia fue un verdadero respiro este semestre, no solo por su forma de evaluar tan peculiar (sin parciales, pero con 4 evaluaciones que iban desde "sencillas" hasta "¿Qué demonios es esto?") sino por sus clases, que terminaban siendo más debates, conversatorios y ofrecían la verdad desde distintos puntos de vista (por no mencionar que gracias al horario que pude obtener, tenía un día libre a la semana, lo cual era como el cielo) ya que el aula estaba integrado por personas (muchas que nunca antes había visto) de diversas edades y con distintas apreciaciones de la realidad. La verdad, estructura (a la cual me referí como teoría durante todo el semestre ~) fue un "fume" extraño del cual, increíblemente, aprendí un montón.

Por último está, mi materia favorita de lo que llevo de carrera, Psicología Evolutiva que trata del desarrollo del individuo desde el momento de la concepción hasta que fallece (aunque solo revisáramos hasta la adolescencia). Verán, esta asignatura era como ver tres materias a la vez: tenía una parte teórica (dada por una profesora), una parte seminarial (?) y una parte práctica (estas dos, dictadas por otra profe). Las clases de teoría casi siempre servían como mini-consultas, todo el mundo se encargaba de preguntar por qué el primo del sobrino de la abuela de la amiga de su mamá actuaba de X o Y manera, también estaban llenas de anécdotas y observaciones, de risas y comentarios. Los seminarios usualmente resultaban divertidos, era una ocasión perfecta para meternos con Ernesto (un chico de mi grupo que nos soportó demasiado bien xD) y siempre terminábamos haciendo todo en cinco minutos porque nos distraíamos. Sin embargo, la mejor parte de Evolutiva eran las prácticas, tuvimos la oportunidad de compartir con niños de maternal, preescolar y de todos los grados de primaria; en los cuales (en todas las ocasiones) pudimos observar lo que los psicólogos de hace un par de siglos habían descrito. Era simplemente sorprendente.

Lo que si era un dolor en el trasero era hacer los reportes de las prácticas, ya que teníamos que reflejar toda la conducta del niño comparada con la teoría obligatoria de las tres clases (práctica, seminario y teoría) además de cualquier otra lectura que nos hubiese mandado la profe (que es un amor de persona y sabe un montón, btw) Ahh, por cierto, aprendí a insultar de una manera tan disfrazada que nunca se enterarían de que lo estoy haciendo (a menos de que sean psicólogos o entiendan de eso)


Como actividades extra-currilares (?) me enorgullece decir que ya conozco más de Caracas (?), que marché por mi universidad y fue una cosa cansonamente divertida, fui a congresos y eso le dio otra perspectiva a la carrera (y a mi vida), ya no suelo pasármela en tierra de nadie -cosa que, de cierta forma, me deprime-, ahora conozco la universidad de noche, colegios en ccs, que la entrada de los nuevos estudiantes no es tan divertida como dicen, ni los semestres son tan fáciles como los pintan. Conocí a un pelirrojo guapo que solía acosar (?) quizás no debí escribir eso planeamos un nuevo movimiento que nunca se llevó a cabo (¡Que viva el A12!), pasé tardes completas en la universidad y muchas veces no creí que fuera a salir de ella, hablé mucho y me divertí -a pesar de muchas cosas.

Este semestre también me sirvió para reconocer que hay amigos semestrales y otros que te acompañarán a lo largo de la carrera (y de la vida), que siempre hay gente que no te conoce pero que está dispuesta a ayudarte, que aunque no estés en un grupo con una persona eso no les impide continuar con su amistad, que no se puede estar bien con Dios y con el Diablo, que hay tiempo para todo si te sabes organizar, que la gente que te quiere te perdona, que hay brazos que siempre estarán abiertos para ti, que escapar de vez en cuando es maravilloso, que mientras más hables y discutas más aprendes, que tienes que buscar evidencia empírica a pesar de las constataciones teóricas, que no importa cuando le adviertas a una persona sobre algo ya que solo aprenderá de lo que le pase, que la universidad de noche es hermosa pero da miedo, que Caracas ofrece más de lo que muchos conocen, que la universidad no solo te enseña de materias, sino que te forma en la vida.

Agregando solo una cosa más: mil gracias a Dani, Majo, Karla, Heiling, Rosi, Nathy, Rebe & Juan por formar parte de un semestre único, de conversaciones divertidas, de situaciones incómodas & de infinito desprecio, de risas, de fotos, de trabajos y salidas, de todo < 3

9 jul 2012

Todo lo que los chicos no ven


        Todas esas horas que pasamos esperando –por un beso, un mensaje, una caricia, un “hola”- todos esos momentos que pasamos soñando despiertas –y dormidas- todo el tiempo que dedicamos a ver que nos vamos a poner, como nos vamos a maquillar, las conversaciones simuladas que pasan en nuestras cabezas y que nunca llegan a pasar en la realidad, las situaciones planeadas que nunca resultan de acuerdo al plan; la ansiedad, los nervios. Esa cosa extraña que invade nuestros estómagos cuando sabemos que se acerca. Las sonrisas que emula un recuerdo, las lágrimas que invoca una decepción, la rabia que provoca una traición. Todas esas cosas que son tan familiares para nosotras las chicas, todo eso que planeamos para que todo salga “perfecto”, todo eso que los chicos no ven.

        ¿Será que realmente no lo ven?

        Los comportamientos nerviosos, los acercamientos ansiosos, las risas tontas, el batir de las pestañas, pero sobre todo eso que va más allá del coqueteo, eso que dice “no, mi cabello no es perfectamente desordenado siempre, sino que pasé tres horas intentando que un peinado funcionará y esto terminó resultando de maravilla”, eso que dice “me río de tus chistes aunque no son graciosos, porque me gustas”, esas notas que se le van en la guitarra o esos balones que pierde haciendo dominadas, todo eso que ignoramos y nos enfocamos en lo que importa: en la figura completa. Para ello es que nos preparamos, con eso es con lo que soñamos: con que vean más allá, con que noten lo que hacemos por ellos. A una chica no le importa que le digan lo linda que está por su ego, es por el hecho de que notaron que se hizo algo diferente, y, que de una u otra manera, le importa tanto como él a ella.

        ¿Será que realmente no lo ven?

        Ignorar toda la ropa que quedó en la cama, los tres brillos de labios que están en la cartera, las manos nerviosas que se juntan en la espalda, ese momento frente al espejo justo antes de que llegue, verificando que todo esté tan perfecto como puede estar; y justo en ese momento en que lo ves, te preguntas si ellos pasan por lo mismo; sonríes, él supone que lo haces para él, pero tú sabes bien que es porque no crees que sea así, que mientras tu pasaste toda la tarde – quizás toda la semana – pensando sobre su dulce encuentro, él probablemente lo haya recordado hace un par de horas, se haya dado un baño y ahora esté aquí, como solo los chicos saben estar, ignorando todo eso que los chicos no ven.





Pero hay chicos que ven… Realmente ven.


5 jul 2012

Verano


- Pudiese vivir siempre así – ella respiró hondo, aspirando con sus pulmones el frío aire del anochecer mientras seguía jugando con el cabello de él – con vista perfecta de la ciudad, tan iluminada, lejana y cercana al mismo tiempo. Con la luna que juega a ser sonrisa, ocultándose detrás de las nubes como si estas fueran cornisas, de vez en cuando siendo fantasma, para darle protagonismo a esta noche estrellada. Con el césped bajo nosotros, que cualquier movimiento suscita cosquillas por parte de él, pero siempre siendo tan suave como una alfombra, casi tan reconfortante como la brisa.
Él sonrió, jamás pensó que le fuera a gustar una poetisa, y acomodó su cabeza, orientada hacia las estrellas, sobre sus piernas. Casi parecía que ella lo hechizaba cuando lo tocaba; había sido así desde el momento en que se dieron las manos cuando se conocieron en el valle, frente a la librería de la que era dueño su padre. Y ahora estaba él allí, a su merced, obteniendo un placer idílico del suave movimiento de sus manos sobre su cabello liso, de su lenta respiración, del tono chillón de su voz cuando hablaba. Jamás pensó que se encontraría en esa situación, atrapado en las coqueterías de una chica. Él no era así.
- Podría ser siempre así, no pretendo mudarme en un futuro cercano.
Ella detuvo las manos en su cabello por un instante y lo miró: tenía los ojos cerrados y una sonrisa idiota dibujada en los labios. Sonrió también y siguió con el movimiento que se había vuelto tan natural para ella en tan poco tiempo, era como si sus manos hubiesen sido diseñadas para ello. Y ¿Por qué no? Disfrutaba de eso; de lo sedoso de su cabello oscuro bailando entre sus dedos, de trazar sus lunares con sus uñas sobre su piel tersa y bronceada, de aquellos besos a cuenta gotas que compartían ahora cada vez más a menudo. Estaba fascinada y horrorizada al mismo tiempo, nunca había sucumbido ante un chico tan fácilmente. Ella no era así.
- Dudo que Sara esté de acuerdo en que solo la visite para venir a tu casa.
- Ahora Sara no es la única persona que conoces por aquí.
Él abrió sus ojos y le dedico su mejor mirada, aquella que solo usaba cuando quería salirse con la suya, esa que implicaba una amplia visión de sus ojos miel, enmarcados por esa doble capa de pestañas extra-largas. Ella se sintió morir: nunca se había resistido a un moreno de ojos claros, eran como su talón de Aquiles.
No dijo nada y le puso más empeño a las caricias, en lo menos que quería pensar era en el mañana, cuando el hoy era tan perfecto. Cerró los ojos y se apoyó de la pared, era el lugar que tenía la mejor vista, pero eso no le importaba ahora; después de todo: ya había caído en cuenta de que se había convertido en un cliché. Se había ido de vacaciones a un lugar que no conocía, había hecho lo que quería pensando que nadie la reconocería ni la recordaría, pero todo había cambiado: conoció a alguien. No era el chico más hermoso, ella lo sabía, tenía la nariz demasiado puntiaguda y era muy delgado para sus estándares usuales. No le gustaba la música y era un fanático del básquet. Pero leía… Le había hablado de Hesse, Cortázar, Wilde, Dickens, Shakespeare ¡Incluso de Hemingway! Lo cual la había llevado a conversar con él por horas, a despedir a su amiga para seguir hablando con él, a ver como amanecía desde la terraza de su casa, pues estaba situada en la cúspide de la montaña que cubría el valle, a sentirse infinita por estar viviendo eso, en ese momento, con él.
Él la observó un rato, contemplando su rostro en paz y queriendo apartar los risos rojos de su cara, cuando la veía así parecía que las llamas se apoderaran de su cabeza y ella, tan serena, dejaba que estas la consumieran. Prefería como la había conocido: con un moño alto, su cabello haciendo fiesta con el viento, pero nunca estorbando en su cara. Tenía los labios finos y los pómulos altos, una barbilla pronunciada y un lunar pequeño en la mejilla que se había acostumbrado a besar. Casi se la había llevado por delante al salir de la tienda cuando su padre le había pedido que le llevara un ejemplar de The sun also rises de Hemingway a la casa. El libro había ido al suelo y, como en una de esas novelas con las que lloraba su madre, ambos se habían agachado para recogerlo: él se había quejado, era un libro viejo y si algo le pasaba estaba seguro que su padre lo asesinaría, ella al ver el nombre de Hemingway y su preocupación pensó que era un lector empedernido. Fue la excusa perfecta para hablar con esa pelirroja que había salido de la nada; además, para algo tenía que servirle que su padre lo hubiese obligado a leer los grandes clásicos y a los grandes autores, a trabajar en la librería y cuidar los libros. Irónicamente había recordado aquella frase de Hemingway: “Conocer a un hombre y conocer lo que tiene dentro de la cabeza son asuntos distintos” y jugó con ella a su favor.
Ella lo acompañó hasta su casa y conoció a su padre, habían hablado de todos los autores que él manejada, ya que era quien dirigía la conversación, y ella, encantada, había caído en su trampa. Lo único que él no había calculado era la posibilidad de caer él también. Y había caído.
Así que allí estaban, de nuevo en la terraza, de nuevo envueltos el uno con el otro, gozando de un silencio que valía tanto como las palabras que habían compartido.
- Si, definitivamente pudiese vivir así para siempre – dijo ella aun con los ojos cerrados, él también los cerró.
- Vivamos así, entonces – porque él también había empezado a creérselo, empezaba a demostrar que no solo lo conocía, sino que conocía lo que había dentro de su cabeza.
Ella no lo dijo, él tampoco lo mencionó; pero a medida de que la noche terminaba e inspiraba un nuevo día, con esas dos personas que entendían de metáforas, observando y fingiendo que para siempre había llegado, ambos eran completamente conscientes de que, como todo, el verano también termina. Y con él, todas las historias que lograste recopilar.


Bienvenidas sean las vacaciones de verano, mis queridos lectores ;)

2 jun 2012

Is it our time?

"Mamá dijo que era natural que la gente creciera y fuera en distintas direcciones. Que, después de todo, algunas amistades no nacieron para ser eternas."

No more tears, it's time to let go.

12 may 2012

Miradas

Cada día -cada momento, de hecho- desde que te vi por primera vez has vagado en mis pensamientos como una mariposa entre las flores. No es que me queje -para nada, me encantas- es que me sorprende la facilidad con la que mi mente se aferró a ti y no te quiere dejar ir.

Quizás fue que llenaste todas mis expectativas -unas que ni siquiera sabía que tenía- y las superaste, quizás fue porque con una de tus sonrisas inocentes me tuviste en un bolsillo o porque siempre fuiste tú. Todo lo contrario a mí, que apenas te vi sufrí un ataque de pánico y no fui realmente yo, fui una versión inhibida de mí que lo único que podía hacer era mirarte a ratos -mientras tu no mirabas, para que no te dieras cuenta- es que cada fibra de mi ser estaba atenta a ti y a tu mirada: tan hermosa, tan irreal; no es que tu piel nívea no me haya causado impresión, ni que tu cabello oscuro con reflejos dorados no me haya parecido adorable, es que los dos luceros que adornan tu cara cautivaron toda mi atención.

Tus ojos, esas misteriosas gemas que impiden que aparte los míos, de color profundo, pero confuso; ya que cada cambio de humor o la mínima variación de luz hace que se vean diferentes. Como cuando ríes y brillan con un rico azul, o cuando prestas atención y te concentras entonces se tornan verdes, pero los prefiero cuando estás serio o está oscuro, toman una tonada gris plomo que me hace querer saber que es lo que pasa por tu mente en esos momentos. Sí, tus ojos son así de maravillosos, tan extraños y diferentes a los que siempre me acosan; sin embargo aún no sé de que color son realmente.

Si fueran sólo tus ojos podría manejar el problema, pero también están esas miradas: miradas de niño bonito, miradas inocentes, miradas pícaras, miradas sonrientes, miradas que dicen "ven, quédate", miradas que me persiguen en sueños y deseo ver en la realidad, es que cada una de ellas es diferente, única a su  manera. Me encantaría tener el valor de mirarte fijamente y perderme en tus ojos, quedar atrapada en las miradas intentado descifrar que me intentas decir a través de ellas, porque ya me estoy cansando de mirarlas de reojo y por momentos escasos -espero puedas comprender que me da miedo que me descubras y sepas que detrás de toda la indiferencia que muestro lo único que hay es un interés tremendo por todo aquello que haces.

Realmente no sé qué resultará de esto, ni siquiera esperaba que hubiese un "esto", pero ahora que estamos aquí, me encantaría que supieras los pequeños detalles indirectos que llegan a mí por otros medios, son los que me encantaría que me dijeras...


15 abr 2012

Life, life, life.

Cuando escribí "La muerte y yo" hubo mucha gente que me escribió sólo para quejarse al respecto, para decirme lo locos e irracionales que eran mis pensamientos y querían saber en que demonios estaba pensando en ese momento.

Hoy -después de demasiado tiempo, si me permiten agregar- me arriesgo a contestarles que para pensar en la muerte, también lo tienes que hacer en la vida, para llegar a cada una de esas conclusiones que plasmé, tienes que pensar en las situaciones que llevaban a ello. Así que aquí estamos, yo intentando explicarles por qué ese post era tan necesario, porque para saber de la muerte tienes que valorar la vida.

Yo soy bastante agradecida ¿Saben? Realmente me quejo poco -mentira- pero en estos días iba caminando por la calle, después de mi clase de ballet, y me encontré a la luna observando tranquilamente desde el cielo, las nubes se agitaban a su alrededor, el viento las hacia bailar de un lado a otro, las estrellas de vez en cuando hacían una tímida entrada y los insectos cantaban su peculiar melodía.
¿Por qué las personas no son felices? pensé mientras le sonreía a la nada ¿Acaso no conscientes de todo esto? Pensé en mis amigos, en los verdaderos, esos que han estado allí casi siempre, esos que me han soportado a lo largo del tiempo, con los que tengo miles de conversaciones interminables y recuerdos perfectos, pensé en las peleas que alguna vez tuvimos y en lo necesarias que fueron, en bromas gastadas y en las cosas que dijimos -no para herir al otro, sino para que advirtiera lo que le decíamos. Pensé en mis nuevos amigos y los buenos momentos que nos esperan; pensé en como cada momento es necesario para llegar a estar donde estás y como las personas se la pasan entrando y saliendo de tu vida.

Pensé en mi familia, en lo poco común que es que tanto la parte de mi madre como la de mi padre interactúen y se lleven bien, en como todos se preocupan por todos y siempre están pendientes de ayudarse, pensé en como no es perfecta pero estoy segura que casi logra serlo, en mis primos que siempre han sido como mis hermanos, en mis tíos siempre unidos, en mis padres con su apoyo incondicional, en mi hermana como -quizás- la única persona que realmente sabe quien soy y como soy. Pensé en mi familia y en como ellos me moldearon para ser quien soy y jamás arrepentirme de ello.

Pensé en mi y las decisiones que he hecho, en los errores y los triunfos, cuando he sido triste y cuando he sido feliz; en ese instante pensé en cada situación por la cual tuve que pasar, en cada "tormenta" antes de la calma, en cada ocasión donde juré que no había salida y justo en el último instante lo conseguía y, aun viendo todos los problemas, me pregunté por qué la gente se empeña en no ser feliz.
Porque definitivamente es la gente gente quien hace eso, ya que las personas  se dan cuenta de como cada cosa es necesaria, de que todo pasa por una razón. Muchos dicen que su sueño es ser feliz o encontrar el amor; mi sueño es poder decir en mi lecho de muerte que tuve una excelente vida y que la repetiría si pudiera, no quejarme de lo que no hice por miedo o lo que dejé de hacer porque otros no estaban de acuerdo, sería bastante patético estar en esa situación y al fin darte cuenta que quien pone los límites en como vives eres tú, no los demás. La vida es felicidad -sólo lo digo porque aun no consigo a ningún muerto que me diga que es feliz- pero la vida también es eso que pasa mientras buscas la felicidad ¿Si me explico? Relación bidireccional de la que pocos se dan cuenta.

Así que sí, ese post era necesario, porque una vez que lo escribí me di cuenta de la maravillosa vida que llevo, de lo única que es mi familia, de lo agradecida que debo estar porque en mi vida entren personas tan buenas y lo bendecida que he sido. Y aunque espero -y estoy un tanto segura- que me queden muchas cosas por vivir, si me muriera hoy sólo diría gracias lo cual puede indicar lo feliz que me siento con mi vida - y si logras decir eso, considero que haz tenido una vida de la cual sentirte orgulloso.


Después de todo, "la muerte sólo es triste para quienes no se han atrevido a vivir".



Vídeo que esta cosa no me dejó subir, pero que es necesario que vean y lean la    letra de la canción



16 mar 2012

Saudade

¿Recuerdan eso que escribí que se llamaba "la represión será nuestra mejor opción"? ¿No? Bueno, trataba sobre una historia real, muy al estilo Romeo Y Julieta, pero la dejé de escribir... Bueno, ese no es el punto [[Si quieres leer la parte I acá el link]] El punto es que hoy vagaba por la web y me encontré esta imagen:

Al verla se me dibujó una sonrisa triste del tamaño de Australia. Verán Saudade es una palabra en el idioma portugués utilizada para describir un sentimiento nostálgico por algo o alguien que fue encontrado y perdido. La palabra tiene un tono fatalista que representa el conocimiento de que el objeto de anhelo puede nunca regresar. Una vez fue descrito como "lo que queda del amor" o "El amor que queda" después de que alguien se va.

La historia que nunca terminé trataba de una actriz divertida que conoce a este músico que viaja con un grupo  dando talleres de actuación - él pertenecía a la banda sonora - y desde el primer momento en que se ven se sienten atraídos el uno por el otro, como si sus almas se hubiesen reconocido antes de siquiera cruzar una palabra. La chica, nunca antes tímida, se queda sin palabras al entender lo que intenta decirle su corazón mientras su cerebro trata de negarlo. El taller dura sólo dos semanas.

Ellos se conocen -claro que lo hacen- y disfrutan cada momento, cada segundo, cada instante de esas dos semanas; el grupo es originario de Brasil, y él le enseñó su idioma lo suficiente como para que siempre lo entendiera. Vagaron por la ciudad para que ella le mostrara todo lo que amó antes de conocerlo e incluso encontraron lugares nuevos que se transformaron en los favoritos de los dos, a donde quiera que iban la gente los miraba -un tanto envidiosos, un tanto felices- porque sabían que lo que ellos tenían es lo que todos buscamos -sin importar cuanto tiempo vaya a durar- sin embargo, ellos los ignoraban: porque en el mundo no existían otras personas que no fueran ellos.
  

Es una historia hermosa -sobretodo si te percatabas del brillo sin igual que estaba presente en los ojos de uno de los protagonistas, quien me contó la historia - y hubiese sido casi perfecta sino hubiese llegado a su final después de catorce días. Él tenía que regresar, ella no podía ir. Ella no quería que él se fuera, pero sabía que no podía impedirselo. Él le dijo Saudade , le explicó lo que significaba y se marchó. Ella se quedó con un corazón roto y una historia de amor que contar.

Yo, a pesar que no debería opinar, no sé que es peor: que se haya ido o que la haya dejado con el conocimiento de tan hermosa - y trágica - palabra, así que les dejo está pequeña historia y una palabra más que espero recuerden -o quizás sólo yo lo haga por mi fascinación por los idiomas.

Este post debió ser publicado el: 07/01/2011 a las 15:43

14 mar 2012

Relaciones forzosas

¿No les ha pasado que están con una persona, a la cual conocen desde hace mucho, y se encuentran sin nada que decir? Sabes que eso es malo, pero también sabes que hay algo incluso peor porque eres consciente de la incomodidad que los rodea, que hace que se sonrían por educación - formando más una mueca con los labios que una sonrisa en si - que pregunten por temas banales y respondan sólo lo necesario: porque esa persona no quiere ir más allá o tú ya estás cansado de ser quien va más allá.

Es sorprendente imaginar que a pesar del tiempo y lo mucho que conocen a esa persona nos quedamos observando como todo lo que alguna vez construimos se va derrumbando, como cada vez los caminos se separan más y más, como cada vez te vuelves un extraño en su vida y él en la tuya ¿Quieres hacer algo? Tal vez, pero el fin parece tan inminente que sin importar cuanto te esfuerces sabes que no podrás evitarlo; un día será una pregunta sobre algo que ya no está, él dirá que no te dijo lo olvidaste, luego te darás cuenta de que sus amigos en común no lo ven tanto como antes, de que su madre dejó de preguntar por ti y el por qué no apareciste más por la casa, hasta que un día te des cuenta de que ya no comparten más de dos palabras corteses y que las conversaciones que duraban más de 24h son un vil recuerdo del pasado.

Te dirás a ti mismo que eso pasa, que las personas cambian - a pesar de que los recuerdos no - que son ustedes, que pronto volverá a ser lo mismo e incluso que las cosas mejorarán por todo el tiempo perdido, que necesita espacio - a pesar de que antes, cuando parecía necesitarlo, siempre lo buscaba contigo - que está agobiado por el tiempo o seguro está ocupado haciendo algo importante - ya que debe ser muy importante porque antes parecía que la palabra "ocupado" no existía si era para ti. Te darás tantas excusas que quedarás satisfecha por saber que no fueron ustedes los que cambiaron, sino las circunstancias; serán tantas y tan bien explicadas que te las creerás, aunque muy en el fondo siempre sabrás que sólo son eso: excusas.

Hasta que un día caigas en cuenta que lo único que hacían era mentirse entre ustedes para seguir juntos, porque a veces no extrañamos como era una persona, sino como solíamos ser entre nosotros o quienes éramos -y quienes podíamos llegar a ser- junto a ese alguien. No es como si realmente extrañaramos a alguien, sino a algo. Algo tan natural como respirar y tan cómodo como descansar. Sin embargo, nos aferramos a esos buenos recuerdos, a la confianza y a la esperanza de que las cosas se normalicen y vuelvan a su cause natural. Porque si alguna vez dijimos para siempre, era porque sabíamos que podíamos llegar allá ¿No?

¿Sabremos cuando será el momento para dejar de insistir? ¿El momento de dejar de aferrarnos y empezar a dejar que las cosas fluyan? ¿Alguna vez seremos capaces de tomar decisiones en cuanto a este tema realmente? ¿O simplemente nos quedaremos como expectadores pacivos esperando a que algo suceda?

He oído que las cosas que forzamos nunca terminan resultando bien, que mientras más intentemos revivir situaciones más nos daremos cuenta de que los resultados son tan diferentes - al compararlos con los preciosos recuerdos - como poco deseados y terminarán frustrando más la situación.

Entonces ¿No les ha pasado que se han visto envueltos en relaciones forzosas aunque ustedes no lo quisieran? ¿Que han tenido que ver como alguien se va lejos porque las cosas no funcionaron? O peor aun, que los han visto quedarse y finguiendo que todo está bien? ¿O fui la única que pensó en alguien mientras leyó esto?

Porque si es así vivimos en un mundo más bueno de lo que creía.