31 ene 2013

3er aniversario de Piensa Lale

¿Saben que ocurrió hace mil noventa y cinco días? Yo tampoco, solo sé que era 31/01 y estaba lo bastante fastidiada como para crear un blog y, realmente, pensar que las personas me iban a leer. Por eso dicen que para ser escritor hay que tener un ego bien grande (después de todo, pensar que tienes algo lo suficientemente bueno que decir como para que alguien quiera leerte, no es sencillo)

Hoy, 31/01/2013, reafirmo ese pensamiento; después de todo, mi querido Piensa Lale tiene 63818 visitas, 177 post y 63 seguidores ¿Números bajos? Para nada, en un principio pensé que seríamos mi hermana y yo leyendo lo que escribo, así que no me quejo en lo absoluto. De lo que si pudiese quejarme -y ustedes también- es de lo inconstante que fui este año con las publicaciones del blog, si observan la cronología -cosa aburrida que no harán- podrán observar que en 2010 publiqué 88 post, en 2011 fueron 48 y en 2012 a penas 23, lo cual me causa una especie de pánico porque no fue algo que contemplé al crearlo ¡No quiero que desaparezca!

En fin -y antes de que me ponga dramática- gracias por leerme, por hacer que este espacio viva, por vivir lo que escribo, gracias. Acá les dejo lo que yo consideré fueron los mejores post del año, ya ustedes me dirán si opinan igual...

10.- Todo lo que los chicos no ven
9.- El placer de bailar
8.- Miradas
7.- Verano
6.- No más planes
5.- Tu viste lo que nadie más vio
4.- Guardé tanto de ti
3.- No es que sin ti sea nadie, es que quiero ser alguien junto a ti
2.- Relaciones forzosas
1.- Un par de recuerdos para llevar, por favor

15 ene 2013

15/01/2013 - ...

¿No te has dado cuenta? Ahora el cielo se nubla más, ahora el cielo no solo es azul: sino que se tiñe de tonos naranjas, rosas y lilas. 

Tonto cielo polimórfico.

Adiós, fue un placer tenerte aquí, aunque esto sea lo único que quede de ti...



... El recuerdo de tu recuerdo siempre perdurará en mi.

La cosa no es que te hayas ido, es que esperé 4 años por la pequeña oportunidad de tropezar contigo, que tuviésemos un segundo eterno donde nuestros ojos se encontraran y supiéramos. Supiéramos que desde hace tanto nos buscábamos sin encontrarnos. Un segundo que vendría seguido por otro que trajera consigo el olvido, una sonrisa cálida y el adiós que ambos merecíamos.


Como al final de cada día: todos merecemos nuestro atardecer.