12 may 2012

Miradas

Cada día -cada momento, de hecho- desde que te vi por primera vez has vagado en mis pensamientos como una mariposa entre las flores. No es que me queje -para nada, me encantas- es que me sorprende la facilidad con la que mi mente se aferró a ti y no te quiere dejar ir.

Quizás fue que llenaste todas mis expectativas -unas que ni siquiera sabía que tenía- y las superaste, quizás fue porque con una de tus sonrisas inocentes me tuviste en un bolsillo o porque siempre fuiste tú. Todo lo contrario a mí, que apenas te vi sufrí un ataque de pánico y no fui realmente yo, fui una versión inhibida de mí que lo único que podía hacer era mirarte a ratos -mientras tu no mirabas, para que no te dieras cuenta- es que cada fibra de mi ser estaba atenta a ti y a tu mirada: tan hermosa, tan irreal; no es que tu piel nívea no me haya causado impresión, ni que tu cabello oscuro con reflejos dorados no me haya parecido adorable, es que los dos luceros que adornan tu cara cautivaron toda mi atención.

Tus ojos, esas misteriosas gemas que impiden que aparte los míos, de color profundo, pero confuso; ya que cada cambio de humor o la mínima variación de luz hace que se vean diferentes. Como cuando ríes y brillan con un rico azul, o cuando prestas atención y te concentras entonces se tornan verdes, pero los prefiero cuando estás serio o está oscuro, toman una tonada gris plomo que me hace querer saber que es lo que pasa por tu mente en esos momentos. Sí, tus ojos son así de maravillosos, tan extraños y diferentes a los que siempre me acosan; sin embargo aún no sé de que color son realmente.

Si fueran sólo tus ojos podría manejar el problema, pero también están esas miradas: miradas de niño bonito, miradas inocentes, miradas pícaras, miradas sonrientes, miradas que dicen "ven, quédate", miradas que me persiguen en sueños y deseo ver en la realidad, es que cada una de ellas es diferente, única a su  manera. Me encantaría tener el valor de mirarte fijamente y perderme en tus ojos, quedar atrapada en las miradas intentado descifrar que me intentas decir a través de ellas, porque ya me estoy cansando de mirarlas de reojo y por momentos escasos -espero puedas comprender que me da miedo que me descubras y sepas que detrás de toda la indiferencia que muestro lo único que hay es un interés tremendo por todo aquello que haces.

Realmente no sé qué resultará de esto, ni siquiera esperaba que hubiese un "esto", pero ahora que estamos aquí, me encantaría que supieras los pequeños detalles indirectos que llegan a mí por otros medios, son los que me encantaría que me dijeras...


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