17 dic 2012

Recuérdame con olor a mar

Ven, dame tu mano y cierra los ojos. Ahora, respira ¿No sientes que el cielo está más azul? ¿Qué el sol se ha colado entre tu piel y calentó un poco más tu alma? ¿Qué eres un poquito más feliz? Si aun no lo ves así, cierra los ojos, suelta mi mano -déjame ir, necesito sentir la arena entre mis pies, que le cielo me enamoré un poquito más que ayer y verte desde lejos- e intenta de nuevo, estamos en un lugar de paz y necesito que me veas sin los ojos abiertos.

Acuéstate en la arena y no pienses en nada o piensa de más, en cualquier caso te servirá. Yo estaré jugando entre las olas, buscando recuerdos que la marea hace tiempo se llevó y que la espuma nunca olvidó. Y mientras estés mirando al cielo, cuestionándote si alguna vez te sentiste tan libre como cuando por primera vez volaste junto a mí sin despegar los pies del suelo, yo estaré sonriéndote desde las rocas sin importar que no me veas, escuchando del viento todas las canciones que algún día me susurraste.

Sigue paseando entre tus pensamientos, yo estaré ocupada contándole un secreto a cada grano de arena, con la promesa de que no estén aquí mañana y se los susurren a alguien más en otra playa. Quizás puedas dormir un rato más, soñar con otros atardeceres en la ciudad y con besos escondidos en la oscuridad; tranquilo, nada te va a pasar, yo estaré para recordarte tus sueños y para ayudarte a combatir tus pesadillas.

Y cuando estés sentado en la orilla,  intenta interpretar el rumor del mar como las caricias que aun no te he dado, que el susurro del viento te diga todas las palabras que ni a media voz te he mencionado. Sé que olvidas tus promesas al ritmo de las olas, que cambias de pensar como las corrientes de aire y que cuidas tus detalles como las perlas son cuidadas por las ostras, pero ¿Como me va a importar? Si en tus ojos veo las nubes del cielo inamobible, en tu cabello las olas del mar, mi fuerza y tu paz, tu paciencia y mis ganas de volar.

Asi que recuérdame con olor a mar, que yo recordaré tus abrazos tibios como la arena; tus besos con sabor a sal y la eterna espera de una playa que nunca se aleja.


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