20 sept 2014

Día 4 - Ciao, Venezia.

Me quedé despierta hasta las 0300 anoche cerca de una de las ventanas viendo el gran canal, escuchando los sonidos del mar y a los turistas turistear; así que cuando me despertaron a las ocho quería matar a mi papá. Pero me vestí y fuimos todos al mercado de pescado que es:
1) el paraíso de cualquier chef.
2) enorme y super fresco.
3) tiene absolutamente de todo.
Mi papá, que le encanta cocinar casi se volvió loco de la felicidad (vi langostas y cangrejos de tamaños inmensos) y compró unos camarones del tamaño de langostinos y nos preparó sandwich de camarones al ajillo para desayunar. Fue divino y agradecí mil veces que el hotel tuviese cocina.

Hicimos el check-out y caminamos hasta la estación paseando por las diminutas calles e infinitos puentes de Venezia. El día había amanecido gris y con llegar a la estación recordamos que era viernes y la cantidad de gente que estaba llegando era descomunal. Fui una genio al planear el día para antes del fin de semana (aunque también fue porque Pa libraba este día, pero digamos que fue por mi genialidad). Como nos quedaba tiempo para ir al tren entramos en una iglesia (dónde habían demasiados muertos) y escuchamos a un gondolero cantar "ciao, venezia" lo cual fue totalmente apropiado porque era de tomar el tren. El viaje hacia bologna fue más rápido que comerse una Nutella de 50g. Cuando llegamos, mis padres y mi hermana fueron al baño y mi primo, pa y yo nos quedamos revisando los trenes. Había uno que salía en dos minutos (no cuarenta, como el nuestro) y corrimos por tomarlo, sacamos a mi mamá y hermana del baño y nos montamos justo ante que arrancara.

Lo que no nos dimos cuenta era que este tenía como ochocientas estaciones más y por ende llegaba más tarde. No importa, hablamos eternamente y era un tren más nuevo y tenía aire acondicionado y paseamos por una ruta que no habíamos tomado. Al llegar a Rimini, nos fuimos en bus hasta la casa de mi primo (dónde nos quedaremos, a su insistencia), comimos y fuimos al centro comercial. Esta vez agarrabamos los autobuses justo cuando llegaban a la parada ¡Ja! Lo único es que también teníamos que esperar eternamente a que pasaran, entiendo por qué la gente siempre anda en bici. El CC es muy lindo, estilo playero, con todas las tiendas geniales y un supermercado de 36 cajas, mi hermana se distrajo con bershka, mi papá con una tienda de cocina y yo con el mercado ¡era enorme! Cada pasillo era de un producto y había cómo mínimo cinco marcas de cada producto.

Esperamos que pa saliera del trabajo y luego nos regresamos al apto. De nuevo nos equivocamos en la parada de autobús y nos bajamos en la siguiente y caminamos lentamente por las calles de Rimini mientras hablábamos de un montón de cosas, incluso cuando llegamos nos quedamos hasta pasada la medianoche hablando afuera de la casa. Y luego seguimos hablando en la sala hasta que dieron las tres de la mañana y dijimos que era suficiente. Pero primero nos hicimos unos sándwich con jamón serrano y queso filadelfia. Y fresas (que mi primo había comprado porque yo le había dicho que quería <3) con Nutella y crema batida. Solo porque podemos.

PD: adoro poder estar en la calle sin miedo hasta que me de la gana. Y caminar de un lado a otro. Y poder sacar mi teléfono y tomar fotos.

PD2: Adoro más ver a mi primo feliz, pasar tiempo con él, hablar con él  abrazarlo y quedarme en su casa.

PD3: hay un aniversario de la magnum, así que probé un helado de champagne y otro de chocolate con extra de chocolate.

No hay comentarios:

Publicar un comentario