28 oct 2010

Carta a un recuerdo...


Sabía que eventualmente terminaría extrañándote y me río de mi misma por tratar de olvidarte… Tanto tiempo compartido, tantos momentos vividos, sin importar que te dijera que no significabas nada para mí, que después de aquella mentira todo haya cambiado, se me hace imposible no recordarte. ¿Cómo no extrañar tus ojos, hermosos como el cielo en una tarde de verano, o que como cuando te enojabas se tornaban de un azul intenso y profundo como el océano? ¿Cómo no extrañar tu cabello, oscuro a simple vista, pero con unos pocos rayos de sol se torna de un exquisito marrón chocolate y con una textura tan sedosa que jamás quisiera sacar mis manos de el? ¿Cómo no extrañar tu piel nívea de porcelana? ¿Cómo no extrañar el dulce sabor que destilan tus labios cuando me besabas? ¿Cómo no extrañar tus fuertes brazos cerrados en mi cintura, manteniéndome segura? ¿Cómo no extrañar tu voz profunda que siempre insinúa más de lo que quieres decir, pero cuando susurra palabras dulces a mi oído se torna tan seductora y tan divina como un coro de ángeles? ¿Cómo no extrañar tu sonrisa, digna de envidiar, que no termina de mostrar los dientes pero que tampoco es tímida? Dime como no extrañarte, dime como no hacerlo y lo haré…

Aunque no he venido a mentirme ni a mí ni a ti, ambos sabemos que aunque lo supiera siempre te recordaría. Mi dulce tormento es tu recuerdo, ese que me mantiene despierta todas las noches y me hace sonreír bobamente hasta que Morfeo me lleva hasta tus brazos, donde eres libre de abrazarme y disfrutar un rato. Es divertido jugar con tu recuerdo, en mis sueños, son miles las veces en las que peleamos para luego reconciliarnos, las veces en las que llegas y me abrazas por la espalda, susurrándome esos elogios que solo si vienen de ti me hacen sonreír, las veces en las que tu cara está borrosa por los rayos de sol a tu espalda y como las sombras juegan con tu perfecta estructura ósea, te he escuchado diciendo mi nombre en sueños y me he despertado diciendo el tuyo, inconscientemente en las calles te busco, cada
chico, cada rostro, en cada borrón hay algo tuyo. Me he enojado por quererte y me he castigado por recordarte ¿Pero como hago? Eres un tarado por dejarme y yo por extrañarte. Sinceramente, aun cuando siguieras mis órdenes ¿No lees entre líneas? Pues deberías. Quien sabe en qué parte del mundo estarás y en quien has de pensar ¿Disfrutarás? Dime que de algo valió el haberte mandado lejos, que aunque solo fue por ira y resentimiento que te dijera aquellas cosas, dime que de algo valió. He sido una idiota por haberlo hecho y más idiota ahora que me arrepiento, los días pasan como meses comparados a esas dos semanas que vivimos, pasaron tan rápido y se arruinaron tan pronto, que no daría yo por un momento más en el lago u otra pelea en el carro, un recuerdo más reciente de ti que motive a mi memoria a seguir pensando en ti, a jamás perder ese retrato idéntico de tu rostro que tengo en mi mente, a que mi imaginación no se descontinúe con el tiempo y siga recreando esas escenas que vivimos y otras que inventamos.

Dame la fuerza para no pensar en ti…

1 comentario:

  1. laleeeeeeee! hicistes q llorara leyendoo estooooooo! nos e xq! pro lloro como una magdaleenaaaaa!
    q hermoosoo nenaaaa! aunque sabes q mientooo
    xq si se xq lloroooooo! a mi me a pasado esooooo! y no hace muchooooooooooooooo! laleeee! llorooooo! x eso me encanta leer loq escribee!!!! me haces caer en la realidad en q los recuerdos son muy pero muy... aaaaff! ya ni se q digoooo!
    si vieras como lloroo!
    aaaaaaahhhh! malvados sentimientoos!!! :@
    (aunque se q no te gusta q diga eso)

    ResponderEliminar