Creo que días como hoy me superan de manera como pocas cosas lo hacen. Hoy cumplí veinte años y, si bien no los recibí como esperaba, el día fue perfecto para terminar con el mejor regalo de cumpleaños que me pude haber dado: la gratificación de ser alguien en la vida de otros. No me entiendan mal, estoy feliz de ser alguien para mí; pero ojalá me puedan entender cuando digo lo bonito que es que la gente se acuerde de ti, haga cosas por ti y de una u otra forma demuestren que siguen estando allí para ti.
En un día como hoy muchas personas con las que no siempre hablo aparecen, una para demostrarme que a pesar de los años los recuerdos no son en vano y otros para mostrarme que entran con constancia al Facebook. Y, aunque la diferencia se nota, igual ambos se toman el tiempo para reconocer este día. Personas que estudiaron conmigo, personas que viven al otro lado del mundo, personas que juraron ser siempre mis amigos y luego se fueron, personas que pensaron que nuestro tiempo era pasajero y luego se quedaron por más, personas con las que vivo, personas con las que convivo, personas que me caen mal y personas que no pensé se iban a acordar. Algunas con sorpresa, otras que estuve esperando desde que me acosté, pero al final una a una fueron apareciendo para dibujarme sonrisas enormes en el rostro.
Días cómo hoy me demuestran que los otros 364 sirven de algo, ver que estoy influenciando a las personas y perteneciendo a sus vidas es algo, sentir como aquellos que me felicitaron lo hacían de verdad y como hacían lo posible para hacerlo especial es algo. Y amo ese algo. Ese algo que sólo se puede definir como la dicha de conocer personas tan maravillosas que hacen que mi vida (porque no sólo es mi cumpleaños) sea especial y extraordinaria.
Mi primita me decía que en su cumpleaños haría una lista de quién la felicitó y quién no; yo le dije que aquellos que se acordaban eran realmente los que importaban, los que merecía mantener en su vida y por los que debía estar agradecida.
En lo único que podía pensar hoy era en lo agradecida que estoy por unos padres maravilloso, una hermana excepcional y los mejores amigos que la vida me pudo dar. Gracias a todos por recordarme lo gratificante que se siente ser parte de sus vidas y que conformen parte de la mía, son el mejor regalo que la vida me pudo haber dado.
¡Feliz cumpleaños a mí!
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