Mil noventa y cinco días.
Me parece increíble que ya sea tanto tiempo, que seas solo un recuerdo y muchas palabras al respecto, que seas una ilusión y un pedacito de cielo. Ya no te pienso como antes, ni tu recuerdo es tan constante como solía ser, ni siquiera la imagen tan sólida que tenía de ti sigue intacta, porque el tiempo se la comió.
Perdí la suavidad de tu piel y la perfección de tus facciones, perdí el color de tu cabello y la armonía de tus labios, perdí tu sonrisa calida y la estructura de tu cara, perdí todo de ti menos la intensidad de tu mirada y el recuerdo de tu recuerdo. Aun sonrío sin que lo pueda evitar cuando te cruzas por mi mente, cuando algo me lleva a ti o cuando miro al cielo y sé que estás allí.
Creo que al fin entendí de que iba todo esto, de como era necesario que 20 segundos duraran tres años, de como un recuerdo se transformó en algo. Pudiese decirte que fue para que creciera, para que dejara de ir por allí valorando poco y pisoteando mucho; pudiese decirte que fue para que no te conociera y que el único propósito era que tu recuerdo me atormentara por lo que pudo haber sido y no fue; but I know best and I know that it didn't happened it that way.
No sé hasta cuando tendré esta costumbre de recordarte, ni siquiera sé cuando dejaré de escribir para ti soñando con que algún día lo leas, y entre risas divertidas y miradas complices me digas lo dramática y cursi que era; solo sé que mil noventa y cinco días han pasado desde la primera vez que te vi.
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