"Te tardaste mucho en llegar, de hecho, en algún momento llegué a pensar que te hallabas perdido o que simplemente no querías hacerlo" te digo exactamente mis pensamientos "Luego, un día gris de esos que me encantan, llegaste dando tumbos en la arena, sonriendo y hablando de la grandeza del mar y como purificaba tus pensamientos. Jamás pensé que encontraría a alguien tan importante junto al mar y luego no podía pensar en otro mejor lugar. La brisa cálida nos cobijó y fue como si la naturaleza supiera exactamente lo que pasaba. Fue como si nos dijera adiós ahora que estábamos juntos."
Me sujetas más fuerte entre tus brazos y recuestas tu cara en mi hombro, tus labios cercanos a mi cuello, no dices nada, pero no hace falta.
También estás agradecido.
La luna sale de su escondite entre las nubes y nos alumbra con todo su esplendor, está inmensa, naranja y pareciera que si estirara la mano pudiese tocarla; si fuera sido una noche diferente
No te resistes más y besas mi cuello, inmediatamente se me olvida por qué era tan importante estar en el balcón sin ti, cuando podía estar contigo. La luna vuelve a jugar detrás de las nubes y rápidamente lo recuerdo: me encanta alejarme de ti aunque sea un momento para extrañar la presencia de tu cuerpo, el ruido de tus pensamientos y el roce familiar de tus besos. Me alejo de ti para recordarme -recordarte, recordarnos- que hubo un tiempo donde no te tenía y luego me encanta volver a ti para que sepas que estoy agradecida, porque me haces igual de feliz que si viera la luna.
Entonces me doy cuenta de que no solo te recuerdo cuando hay luna: también lo hago cuando no está, porque todo me recuerda a ti y cada cosa me hace feliz.